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Los mitos del amor romántico

los mitos del amor romantico

El ideal romántico de nuestra cultura ofrece, a través de canciones, novelas, películas, anuncios…, un modelo de conducta amorosa que estipula lo que “de verdad” significa enamorarse y qué sentimientos han de sentirse; cómo, cuándo y con quién sí y con quién no.

Todos los mandatos de género en torno al amor y las creencias que sobre él tenemos provienen de un modelo que llamamos: “El ideal o mito del amor romántico” y que tiene unas características específicas que una vez interiorizadas pueden marcar el guión de vida a seguir.

Este concepto del amor aparece con especial fuerza en la educación sentimental de las mujeres.

El amor sigue siendo fundamental para muchas mujeres y sin él sienten que su existencia carece de sentido y, a pesar de los indudables cambios acaecidos en las últimas décadas (al menos en las sociedades occidentales), todo lo que tiene que ver con el amor (las creencias, los mitos…) sigue apareciendo con particular fuerza en su socialización, convirtiéndose en eje vertebrador y proyecto prioritario.

Algunas características principales del concepto de amor romántico son los siguientes (Bosch, E, 2007):

  • Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
  • Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando lo propio.
  • Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
  • Estar todo el tiempo con la otra persona.
  • Desesperar ante la sola idea de que la persona amada se vaya.
  • Prestar atención y vigilar cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de la otra persona.
  • Idealizar a la otra persona no aceptando que pueda tener algún defecto.
  • Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
  • Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y apetencias.
De estas características surgen falsos mitos del amor romántico que aún en la actualidad persisten arraigados en nuestra sociedad.

Un mito es una creencia, pero es considerada como una verdad, ya que se expresa de forma absoluta y poco flexible; estas creencias contribuyen a crear y mantener la ideología del grupo, y con frecuencia tienen una gran carga emocional, por ello, suelen ser resistentes al cambio y al razonamiento.

Carlos Yela define los mitos del amor romántico como: «el conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la naturaleza del amor». Dichos mitos normalmente se aprenden desde la infancia, y ejercen una fuerte influencia sobre la idea que tenemos sobre el amor, es decir, nos guían a la hora actuar y entender las relaciones de pareja.

Dado que normalmente no somos conscientes del poder que tienen sobre nuestras creencias, se hace necesario conocerlos, y sobretodo, si así lo decidimos, empezar a cuestionarlos para poder construir relaciones más saludables e igualitarias.

Existen bastantes mitos acerca del ideal del amor romántico, los más extendidos en nuestra cultura serían:

1.- Mito de la “media naranja”. Creencia de que elegimos a la pareja que de algún modo “tenemos” predestinada y que, por tanto, es la única elección posible. Esta idea es peligrosa, ya que se basa en la creencia de que somos seres incompletos, y que necesitamos a otra persona (la pareja) que se encargue de proporcionarnos la felicidad que solos no conseguimos alcanzar; pero, la realidad es que no necesitamos una pareja para ser felices y llevar una vida plena; tener o no pareja es una elección personal, no un requisito indispensable para estar bien.

2.- Mito del emparejamiento o de la pareja. Implica tener la creencia de que la heterosexualidad y la monogamia son las únicas formas de vivir una relación de pareja; lo que, por supuesto, será una fuente de conflicto interno en todas aquellas personas que se desvíen de esa norma.

3.- Mito de la exclusividad. Se refiere a la creencia de que una persona solo puede estar enamorada de su pareja; es decir, cuando se está enamorada (de verdad) no es posible sentir atracción por otra persona; sin embargo, es posible que sintamos afinidad o que nos llame la atención otras personas, sin que ello signifique incumplir los acuerdos a los que hayamos llegado con respecto a nuestra relación de pareja.

4.- Mito de la fidelidad. Creencia de que el deseo debe satisfacerse exclusivamente con la propia pareja. Ser infiel, además de conllevar sanciones sociales (con diferentes juicios para hombres y mujeres), implica que no se amaba de verdad a la pareja.

5.- Mitos de los celos. Es la creencia de que los celos son un signo de amor, e incluso el requisito indispensable de un verdadero amor; pero nada más lejos de la realidad, los celos son una muestra de dependencia y de inseguridad ante el miedo de perder a la persona amada. Este mito está estrechamente ligado a la concepción del amor como posesión y desequilibrio de poder en las relaciones de pareja.

6.- Mito de la equivalencia. Es la creencia de que el amor (sentimiento) y enamoramiento (estado más o menos duradero) son lo mismo; es uno de los mitos que más frustración suele generar, ya que asumirlo implica que si una persona deja de estar apasionadamente enamorada es que ya no ama a su pareja, y lo mejor es que abandone la relación; pero lo cierto es que el amor es un proceso largo que se da en varias fases: la primera de ellas es la del enamoramiento, de gran intensidad, pero poco a poco, y si la relación funciona bien, el sentimiento de amor se irá haciendo más maduro y profundo, ya que la confianza mutua será cada vez mayor.

7.- Mito de la omnipotencia. Se “da por sentado” que es suficiente con el amor para superar todos los obstáculos que surjan en una relación. Este mito puede generar dificultades y ser usado como excusa para no modificar comportamientos o actitudes, llevando así, a la negación de los conflictos de pareja y dificultando su afrontamiento. Es común ver esta idea reflejada en películas, novelas…, validando (y perpetuando) así el contenido del mito; sin embargo, bajo este ideario podemos estar aguantando situaciones intolerables que pueden ir en contra de nuestro bienestar. El amor no “lo puede todo”, por ello es importante que en una pareja ambos se responsabilicen de la relación, se apoyen mutuamente y trabajen por mejorar, a través del buen trato y la comunicación.

8.- Mito del libre albedrío. Es la creencia de que los sentimientos amorosos son íntimos y no están influenciados por factores sociales, biológicos y culturales. Aceptar este mito supone no reconocer las presiones externas a las que podemos estar sometidas, lo que puede generar culpabilización, es decir, en vez de analizar cuáles han sido las causas que han llevado a los problemas en la relación, las personas podemos terminar culpándonos por lo ocurrido.

9.- Mito del matrimonio o de la convivencia. Se basa en la idea de que el amor romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja y constituirse en la única base de la convivencia de una pareja; ya que es el camino “apropiado” y esperado en nuestra sociedad. Sin embargo, somos nosotros quiénes tenemos que decidir si seguir o no en una relación en función de la satisfacción que esta nos proporcione y de nuestras expectativas de vida, teniendo claro que una relación amorosa no culmina, necesariamente, en el matrimonio, ya que este en sí, no aporta más amor, pasión o confianza.

10. Mito de la pasión eterna. Es la creencia en que el amor romántico y pasional de los primeros meses de una relación puede y debe perdurar tras años de convivencia. Sin embargo, los estudios sobre el tema coinciden en señalar que la pasión amorosa tiene “fecha de caducidad” con lo que esta creencia puede tener consecuencias negativas sobre la estabilidad de la pareja y el bienestar emocional de ambos.

La mayoría de los mitos del amor romántico relegan a las mujeres a un plano secundario, en el que el hombre tiene el deber de protegerla y/o someterla.

Estas creencias también otorgan a la mujer características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora de la familia, mientras que al hombre se le otorga el deber de proteger y mantener a la familia, la agresividad, la valentía y la valía en el trabajo.

Estos prejuicios son los predominantes actualmente en nuestra sociedad, y aunque son sutiles y prácticamente imperceptibles al haberlos interiorizado durante siglos pueden ser peligrosos, ya que dan lugar al machismo benévolo y micromachismos, que actualmente se encuentran en nuestra sociedad, propiciando el caldo de cultivo perfecto para que la violencia de género siga alcanzado cotas históricas cada año.

En conclusión, aún a pesar de saber que el amor no es como nos lo cuentan en las películas, y que la vida en pareja puede ser complicada, la realidad es que en el fondo, seguimos soñando y fantaseando con un amor eterno, único y permanente en el tiempo.

Es necesario, por tanto, entender que nadie en el mundo tiene la llave de nuestra felicidad, que las relaciones de pareja pueden ser muy diversas, y que el amor no puede basarse en renunciar a nuestro espacio propio ni a nuestros proyectos personales, porque a largo plazo, desatender nuestras necesidades y deseos, se terminará traduciendo en tristeza, insatisfacción, frustración y ansiedad.

Para crear un nuevo modelo de amar, libre de los mitos del amor romántico y que suponga el buen trato real, es imprescindible una nueva forma de educar, que sea igualitaria, con modelos y sentimientos reales; que nos permita manejar de forma adecuada nuestras emociones y expresarnos de forma asertiva.

En la que se nos enseñe a negociar con la otra persona y a resolver los conflictos teniendo en cuenta los intereses de ambos; así como a tolerar mejor la frustración y desarrollar nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios; de esta forma seremos capaces de crear relaciones saludables y satisfactorias basadas en el dialogo, el cariño, la confianza y el respeto.

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